martes, 17 de mayo de 2016

Una carta muy sensible

Hoy 17 de mayo, hace tres años partía Alicia Éride León de Elias. Recordamos esta carta publicada Néstor Elias, en Aromas y Huellas. Poesías de cierta intimidad en el año 2006. 

                   





                    Si queremos, podemos conversar con el pasado
                    Si queremos, podemos transformar este presente
                    Si queremos, podemos modelar nuestro futuro.
                                                                               Patricio Manns.
Lo más puro.

Viejita,
yo sé que muchas cosas no vas a entender hoy.
Yo sé que te parezco buena gente
pero en algo no término de encajar en tu mundo de TV.
Te comprendo. Es la época.

Sin embargo,
estando con un pie en el avión, se me ocurre
que esto es lo más simple,
lo más íntimo.
lo más puro que te puedo dejar.

Me voy a cumplir con mi misión.
Una más de las tantas que me autoimpuse,
y que sin contemplaciones mi coherencia, me empuja a realizar.

Yo sé que no es algo relevante.
Ojalá otros lo sepan.
Yo sé que es simplemente lo que debo hacer,
porque lo quiero,
porque lo siento,
y además,
                 me dije que lo iba a hacer.

Viejita,
no te preocupes. No me extrañes.
Yo sé que te resultará difícil,
                                    pero piensa que tu hijo encontró un modo de ser feliz.
Y en alguna medida lo es.
Nadie puede ser acabadamente feliz cuando algún ser humano sufre a su paso.

Sin embargo,
estando por encima de estas nubes, se me ocurre
que esto es lo más lindo,
lo más sano,
lo más puro que puedo  dejarte.

Y no me refiero a esta carta.
Tampoco a mi ideología o mis creencias.
Y mucho menos a mi aparente desinterés,
por ese mundo familiar, que a decir verdad tanto aprecio.

Me refiero a este modo de estar en el mundo que encontré.
A estos sueños cumplibles y saludables que no terminan en mí,
y que siguen pasos de otros hombres que mostraron caminos,
y desecharon atajos, y encendieron pasiones.

Me refiero a esta capacidad de elegir siempre.
A estas grandes aspiraciones que me permiten pensar en un mundo mejor.
A este ideal de humanizar la Tierra, que me permite ser algo más feliz a cada paso,
Y que enfocó mi realidad de un modo nuevo.

Me refiero a vivir con plenitud cada instante,
cada momento, y compartirlo todo, con  todos aquellos seres que quiero.
A los que quise mucho, extenderles mi futuro anhelado,
y a los que puedo llegar a querer disponerles lo mejor de mí.

Viejita.
Algún día puedo no volver. El mundo esta bravo.
De todos modos si ese día llegara y te sentís sola y triste,
me gustaría que sepas que nunca te faltaré, porque la dignidad del sentido
hace que las personas saltemos por encima de lo irreversible. De la muerte.

Entonces...
         te encantará saber que si nunca volví
                  Es simplemente, porque nunca me fui de los lugares donde me han querido.


Cielo de Buenos Aires.       2002

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