viernes, 11 de marzo de 2016

Jose que estás en las calles / Dúo Enarmonía + Néstor Elias

José que estás en las calles contado en Cardiolemas...
Corrían los años 2001 y 2002 y la Argentina atravesaba una etapa muy difícil. Por entonces giraba en círculos concéntricos llenos de vacío el sillón presidencial. Eran épocas de patacones, lecop y otras tantas monedas paliativas que servían junto al club del trueque para sobrellevar los días y algunas noches. Claro que no para todos. Quienes viajábamos mucho, como era mi caso por entonces, podíamos sentir en perspectiva el impacto social que significaba entrar y salir del país por aquellos días. Duros días aunque esperanzados de alcanzar un momento superador que nunca llegó o apenas se insinuó. Épocas asamblearias del “que se vayan todos” y de una solidaridad inusitada entre clases y estratos sociales que parecían alumbrar un nuevo rumbo que se diluyó a poco de andar. Por entonces conocí a José.

Yo trabajaba editando video y solía entregar mis trabajos en la calle constitución, entre combate de los pozos y la Av. Entre Ríos, relativamente cerca de mi departamento de divorciado…Lo hacía en horarios irregulares y sin días fijos. Sin embargo siempre estaba él, José. No importaba que fuera de tarde o de madrugada, que lloviera o hubiera un sol radiante que quemara la piel, allí siempre estaba José. Unos años antes me había indignado con sorpresa en Mozambique, en el sur del áfrica subsahariana, al ver en la esquina de la casa donde alquilaba a familias enteras acercándose a toda hora y zambullirse en los contenedores de basura. Me resultaba una imagen inaceptable y cotidiana. Solo pasó algo más de un año y empecé a verlo en las calles de mi Buenos Aires querido.

José vivía en la calle. Dormía en algún portal de edificio cuando no lo corrían o bajo el puente de la autopista en un lugar muy concurrido. Yo pasaba y solía dejarle “alguna moneda” o una infusión caliente que le preparaba en mi termo, que fue suyo. Un día hablando con él comprendí que el verdadero problema de José estaba aún más allá de vivir en la calle. Su verdadero problema era existir. Así una tarde que no podía soportar ese dolor de ver como la vida de un ser humano se escurría como agua entre los dedos de una sociedad insana por indiferencia, nació José que estás en las calles. Un modo de contar su historia, que es la de millones de personas en el mundo. 

Mire la calle.
¿Como puede usted ser 
indiferente a ese gran río 
de huesos, a ese gran río
de sueños, a ese gran río
de sangre, a ese gran río?

Nicolás Guillén

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